PERDÍ MI TRABAJO

Tenía 46 años cuando me diagnosticaron un cáncer de mama en una revisión rutinaria ¡benditas revisiones! …  y se me cayó el mundo a los pies. ¿Por qué yo?. Me sentía joven y eso no estaba previsto en mis planes de futuro pero así era. Consecuencia de ello: me hicieron una mastectomia bilateral (extirpación de las 2 mamas).

Acababa de encontrar trabajo después de haber estado unos meses en paro.  Antes tenía un trabajo que me llenaba mucho y en el que me sentia muy a gusto por el trabajo en sí, por los compañeros y por el ambiente, pero era interina y al ocupar mi plaza yo tuve que salir. Aunque era consciente de ello mi vida quedó sumida en una profunda tristeza, siempre he pensado que este hecho afectó a mi cuerpo y mi mente siendo un desencadenante de la enfermedad. Ya lo sé, no hay estudios que lo confirmen pero siempre he creído en ello.

Por eso cuando encontré otro trabajo a mi edad después del anterior creí que lo había conseguido ya que lo que yo quería era una estabilidad laboral. Me hicieron un contrato de 6 meses y luego iban a hacerme fija. Por lo que me decía mi jefa les gustaba mucho mi trabajo y estaban muy contentos conmigo, pero a los 3 meses me diagnosticaron el cáncer y las cosas cambiaron por completo. De decirme que me iban a renovar el contrato mi jefa pasó a decirme – Isabel cuídate, ya hablaremos luego, ahora estas de baja -. Pero cuando terminó mi contrato de 6 meses  no me lo renovaron y pasé al paro con la promesa de que cuando me encontrara bien me volverían a contratar. ¡Ilusa de mí! por creer en esas palabras. Me quedaban 2 sesiones de quimio pero mis ganas de trabajar para sentime viva eran muy grandes y llamé a mi jefa:

–          Sólo me quedan 2 sesiones de quimio y venir a trabajar me sentaría muy bien.

A lo que mi jefa contestó:

–          Isabel, esto no es una ONG y no te voy a coger. Y si lo hago no te pondré fija. Llámame dentro de unos meses.

Estas palabras me hundieron mucho más que la enfermedad porque me sentí estafada. Yo había puesto mucha ilusión en mi vuelta a la vida laboral porque quería que todo volviera a ser como antes de la enfermedad. Esas palabras dichas además por una mujer no eran las más adecuadas. Evidentemente no la volví a llamar.

Yo pensaba “cuando salga de la enfermedad, tendré que volver a buscar trabajo y que haces en las entrevistas, cuentas que has pasado por un cáncer o te lo callas?”. Si eres honesta tienes que decirlo pero a la vez, si lo dices, a lo mejor no te cogen porque tienen miedo a que  vuelvas a estar de baja.

A todo ello y por suerte mía, mi antiguo jefe me hizo un contrato cortito (no se podía hacer más), pero fue mi salvación.

El dia que volví a trabajar hacia muy poco que habia terminado la quimio pero estaba feliz con mi peluca, con mis prótesis, me sentí “La Reina del Mambo” con unas ganas locas de volver a trabajar, de volver a vivir, de volver a ser feliz. Siempre le estaré agradecida a esa persona.

Que sirva este relato para que entendais que detrás de una enfermedad como un cáncer de mama se esconden muchos más problemas. Que la sociedad no está preparada o no quiere estarlo porque los empresarios temen a esas mujeres, pero por qué: por las recaídas?, por las revisiones?. Se equivocan, esas mujeres retoman sus vidas con muchas más ganas de hacer cosas y se merecen  una oportunidad.

Han pasado ya 6 años de  todo esto, sigo trabajando donde me gustaba (al final se pudo alargar el contrato), me hicieron la reconstrucción y me sigo sintiendo “La Reina del Mambo”.

Isabel M. Oliver